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lunes, 1 de abril de 2013

GESTIONANDO EL ESTRÉS. DIVIDE Y VENCERÁS


Cuando hablamos del estrés, casi todos lo reconocemos.  Es un viejo amigo. En la actualidad, el estrés es una de las causas de mayor insatisfacción en las sociedades modernas. Afecta a nuestra calidad de vida personal y laboral, a nuestra salud y, en definitiva, a nuestra capacidad de ser felices.

El estrés es un fenómeno complejo, por lo que resultará necesario comprenderlo y fraccionarlo para poder gestionarlo. Si comprendemos y reconocemos los indicadores y nuestras diferentes respuestas asociadas al estrés será más fácil utilizar las estrategias y recursos para afrontarlo con eficacia.
 
Entendemos el estrés, según Lazarus, como “el resultado de la relación entre el individuo y el entorno, evaluado por aquél como amenazante, que desborda sus recursos y pone en peligro su bienestar". Escojo esta definición que engloba la interacción entre la persona y sus diferencias individuales (estilo personal, modos de afrontamiento, interpretaciones, experiencias…) y el contexto; así como las reacciones emocionales de una persona ante una demanda o exigencia de su entorno y que supera sus resortes de afrontamiento.

Partiendo de la base, ya conocida, que el estrés no siempre es negativo ¿Quién no ha oído hablar del estrés positivo? Nos vamos a centrar en el aspecto menos adaptativo del mismo. Trabajar con fechas límites, sobrecarga de trabajo, presiones, exigencias y auto-exigencias, demandas en nuestra vida personal, profesional e incluso en nuestros momentos de ocio. A veces, el auto-sabotaje es nuestro peor enemigo.

Esas presiones pueden venir de muchas fuentes diferentes y cuando su efecto se combina puede resultar abrumador, y si no ponemos en práctica métodos efectivos de afrontamiento, aparecerá el estrés.

Algunos signos e indicadores a tener en cuenta, obviamente no se darán todos, pero pueden ir acumulándose:

  • Psicológicos (Dificultad para concentrarse, para tomar decisiones, problemas de memoria, apatía, incapacidad para disfrutar y relajarse, preocupación, estado de ánimo deprimido, irritabilidad, ansiedad…)
  • Físicos (Dolores,  molestias,  tensión muscular,  rechinar los dientes, alergias, estreñimiento/diarrea, pérdida o ganancia de peso, mareos, palpitaciones, cansancio físico y fatiga, problemas sexuales, presión arterial alta...)
  • Conductuales (Aumento del consumo de alcohol, tabaco, café, ansiolíticos;  mala gestión del tiempo, adicción al trabajo, dificultades para disfrutar del ocio, aislamiento social problemas de pareja, bajo rendimiento…)
La intervención más efectiva es la prevención. En primer lugar, estar atentos a los indicadores referidos y sobre todo al malestar subjetivo.

Otra parte importante de un plan de gestión del estrés es tener algunas actividades regulares en nuestra vida  para aumentar la resistencia ante las demandas y presiones de  la vida diaria, haciendo de ello un hábito saludable de prevención y afrontamiento (ayuda el ejercicio, divertirse, una buena alimentación, hobbies, actividades de relajación, actividades placenteras, organización saludable del tiempo, etc. )

En el contexto laboral, y según las características del trabajo, es preciso aprender a administrar el tiempo y también la carga laboral. Algunas habilidades y estrategias pueden ayudar a ser más efectivos, rendir mejor y sufrir menos. El día tiene 24 horas para todo el mundo, sólo es cuestión de saber administrarlas. Planificación, re-encuadre, asertividad, organización, tomarse tiempo para recargar pilas, desarrollar nuestras potencialidades, y otras muchas estrategias ayudarán a gestionar el estrés.

En relación al estrés que sufren los directivos, según datos del estudio International Business Report, realizado por Grant Thornton, los directivos españoles no están en su mejor momento. Uno de cada cuatro directivos reconoce haber sufrido estrés elevado o extremo durante el último trimestre de 2011, y un 37% estima que su nivel de estrés es más alto que hace un año. 2011 y 2012 han sido años muy negativos, en lo que a estrés se refiere, y seguramente 2013 no lleva mejor camino. Habrá que tomar medidas, sobre todo preventivas, ya que con el estrés, el bienestar y la salud también están en juego.

“Fórmula anti-estrés: Primero, no preocuparse por las cosas pequeñas y, segundo, recordar que casi todas las cosas en esta vida son pequeñas”  Adam J. Jackson


Laura Fátima Asensi Pérez
Profesora Universidad de Alicante
Psicóloga Clínica y Forense
Especialista en Psicoterapia por la Federación Europea

lunes, 30 de julio de 2012

¿Hay relación entre el clima organizacional y el desgaste profesional?


CLIMA LABORAL Y SÍNDROME DE BURNOUT

El Ambiente competitivo de las empresas demanda mayor implicación laboral de sus  trabajadores, trabajadores comprometidos. Pero también se precisa una empresa comprometida con sus trabajadores, porque en muchos casos son las características organizacionales las que influyen negativamente en el rendimiento laboral y en la propia eficacia empresarial.  Como señala margarita Dávila, un clima laboral inadecuado puede provocar estrés laboral, desmotivación y frustración como consecuencia de expectativas personales y profesionales no cumplidas ante un desequilibrio percibido entre la inversión de tiempo y esfuerzo realizada en la ejecución de su trabajo y los resultados obtenidos en cuanto a percepciones, estabilidad, reconocimiento social etc.

En este ambiente los trabajadores pueden “quemarse” y sufrir un desgaste profesional o Síndrome de Burnout.
           El síndrome de burnout es un padecimiento que a grandes rasgos consistiría en la presencia de una respuesta prolongada de estrés en el organismo ante los factores estresantes emocionales e interpersonales que se presentan en el trabajo, que incluye fatiga crónica, ineficacia y negación (Montero-Marín, Jesús; García-Campayo, Javier, 2010). El síndrome de burnout es una combinación de estresores del entorno social, laboral y personal del sujeto, intervienen asimismo factores demográficos y organizacionales. Se ha encontrado en múltiples investigaciones que el síndrome se desarrolla especialmente cuando el trabajo supera las ocho horas diarias, cuando no se ha cambiado de ambiente laboral en largos periodos de tiempo y cuando la remuneración económica es inadecuada. Nosotros podríamos añadir que un clima organizacional deficitario puede condicionar también este tipo de respuesta en los trabajadores.

Las organizaciones, en general, encuentran demandas internas y externas, básicamente debido a cambios efectuados en el entorno o por necesidades de cambio (cambios culturales, sociales y económicos, nuevas tecnologías, mayor competencia…) Son factores, entre otros, que condicionan el nuevo escenario de cualquier organización y las demandas por calidad, eficiencia y equidad del sistema organizacional. En este sentido, Maldonado (2006) y Pérez de Maldonado (2000) coinciden en plantear la necesidad de que las prácticas laborales estén dirigidas a crear un clima o atmósfera afectiva, considerando el factor humano, que facilite los procesos de desarrollo del personal de las organizaciones pues cualquier proyecto que desestime la influencia del área personal del individuo en su actividad diaria, minimiza las ganancias que la organización pudiera obtener como consecuencia del mismo.

Una de los aspectos a tener en cuenta es por tanto la optimización del clima laboral de la empresa. Pérez de Maldonado (1997; 2000; 2004) plantea que el ambiente de trabajo o clima organizacional puede ser entendido como un fenómeno socialmente construido, que surge de las interacciones individuo-grupo-condiciones de trabajo, lo que da como resultado un significado a las experiencias individual y grupal.  Los resultados organizacionales son precisamente consecuencia de estas interacciones, que se dan de manera dinámica y cambiante.

El clima laboral de una organización o empresa se valora en base a  diferentes variables que interactúan entre sí. Tomemos como referencia los aspectos que se evalúan con el CLA (S. Corral y J. Pereña):
-          Referidas a la Empresa: Organización, Implicación, Innovación, Información

-          Referidas a la Persona: Autorrealización, Condiciones, Relaciones y Dirección.

          Cualquier organización, cualquier empresa, sea una pequeña empresa, una mediana empresa o una gran organización, debería incluir como parte de su plan de gestión, una medición del clima organizacional a fin de formular objetivos de mejora y realizar un plan  de optimización en este sentido. Los beneficios son múltiples, tanto para la empresa, como para sus trabajadores, variables que van íntimamente unidas. Por otra parte, considerar el clima laboral, no sólo proporciona eficacia a la organización empresarial sino que además sería una medida preventiva para problemas tales como el Síndrome de Burnout.


Laura Fátima Asensi Pérez
          Psicóloga Especialista en Psicología Clínica
          Psicóloga Jurídico-Forense

                         2012